el injerto



Existen lugares en el planeta donde extrañas energías se muestran sin pudor. Donde las fronteras del conocimiento se colocan cercanas a las brumas de la superstición. Donde el tiempo no se mide con relojes, sino con la profundidad de las sombras, que se encogen o estiran a voluntad.

En esos lugares se producen a veces extrañas comuniones. Los hombres, en ocasiones dan con resortes fortuitos y desconocidos espíritus se alían con ellos.

Hace unos setenta años, un hombre se alió con una de esas extrañas energías que rondaban por un bosque, y en lo profundo de él se produjo un fenómeno que le sobrevivió, y que todavía hoy existe.

Un pequeño roble, y la rama de un castaño decidieron que una vez el hombre los injertara, crecerían juntos. Que en la profundidad del bosque no existen caprichosas leyes humanas que pongan límite a la naturaleza, y que esta admitió la unión, de la misma desentendida forma por la que un fruto germina, y otro a su lado no.

No llego a comprender las razones de la existencia de ese extraño ser. Ni tampoco las razones humanas que empujaron a aquel hombre a realizar aquella inusual unión. En una primera visión, y bajo el racional pensamiento humano, podría parecer que dos mitades se debaten por existir. Pero como decía al principio, basta permanecer solo en algunos sitios, para entender lo efímero de nuestro ser, y de nuestras obras.

El crecimiento más lento del Carballo, hace que al llegar al punto de unión, una exuberancia desproporcionada se lance hacía el cielo. El contraste de cortezas, y unas pequeñas ramas donde el roble asoma unas pocas hojas nos indican que estamos ante un árbol nada común. La cicatriz permanente de una gran rama cortada o partida en el tronco del Carballo nos cuenta, que en otro tiempo, el misterioso árbol estuvo más cerca del equilibrio. Aunque hoy, la parte inferior parece portar con orgullo su frondosa cabellera, sin importarle que solo unas decenas de hojas recuerden cual fue su origen.

Siempre que puedo me acerco hasta aquel silencioso bosque. Lo busco entre la masa de troncos, hasta que hasta que sin darme cuenta aparece ante mí. Lo toco, lo rodeo, lo miro, y permanezco un rato sentado junto a él. No sabría explicar lo que siento permaneciendo en aquel bosque abrumador. Pero si podría decir que de una forma silenciosa, muchas preguntas angustiosas, obtienen respuesta.

Yorick.

2 comentarios:

  1. Buenos dias, buscando informacion sobre castaños injertados en roble, he llegado a su blog. podria dar informacion sobre como llegar a ese arbol injertado? Gracias.Por si fuera necessario le dejo mi e-correo ramon_roquer@yahoo.es.

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  2. Increíble. No pensé que esto fuera posible.

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